Infancias deben ser vistas como titulares de derechos y con perspectiva de género


Número 181


*La universidad pública debe contribuir para transformar condiciones que vulneran sus derechos y bienestar

*Para Minerva Gómez es fundamental visibilizar la diversidad que existe para brindar igualdad y respeto


En el Día de la Infancia es necesario festejar y celebrar a las niñas y niños que requieren de esparcimiento, juego y disfrute, pero también es una fecha relevante para reflexionar sobre la importancia de brindarles un trato distinto y con respeto, aseguró la doctora Minerva Gómez Plata, académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Entrevistada en el marco de esta conmemoración instituida en México el 30 de abril de 1924 como Día del niño como un genérico, no obstante “que hoy tiene todas las perspectivas de género que llevan a visibilizar que existen infancias que requieren de apoyo para alcanzar mayor bienestar, como aquella trabajadora o con alguna discapacidad, la indígena o la que no vive en contextos familiares, la migrante y la que tiene hijos e hijas a edad temprana”.

En este escenario, “tenemos que trabajar como universidades, como sociedad civil y como instancias públicas para poder coordinar programas y acciones que resuelvan esas circunstancias que transforman y vulneran sus derechos a condiciones que sean de bienestar, por lo que todavía hay mucho por hacer no sólo para celebrar, sino para recordar que son titulares de derechos”.

En la actualidad “ya no podemos hablar de la niñez como algo homogéneo, al contrario, debemos plantear primero la concepción de este sector como sujetos titulares de derecho, perspectiva muy significativa mediante la cual se traza todo un universo de situaciones que estaban invisibles en las concepciones educativas y de crianza”, dijo la coordinadora del Programa Infancias de la Casa abierta al tiempo.

Hoy niñas y niños pueden dar su punto de vista y recibir información, hay una idea totalmente distinta hacia el segmento, aun cuando “todavía tenemos retos enormes porque los entornos de un gran número de ellas y ellos son difíciles”, subrayó la académica del Departamento de Educación y Comunicación de la Unidad Xochimilco.

El país ha avanzado en los marcos normativos que promueven el respeto de sus derechos, sin embargo, persisten muchas problemáticas por resolver, ya que prevalecen contextos en que es indispensable que las y los niños puedan participar en forma más activa, donde no son escuchados totalmente, “porque todavía existe la idea de asumirnos como adultos responsables de ellas y ellos de manera rígida, vertical, en vez de promover espacios de diálogo”.

Gómez Plata aclaró que no quiere decir que no haya contención ni límites claros, pues al hablar de que son titulares de derechos significa que también tienen responsabilidades y obligaciones, siempre de acuerdo con cada edad.

Entonces, para que existan infancias felices en el país es preciso generar políticas públicas y acciones que permitan estar más cerca de las realidades de todo el territorio nacional, lo cual demanda un trabajo local y comunitario mucho más estrecho para poder comunicar los requerimientos de menores y adolescentes.

“Si vivimos un país donde prevalecen porcentajes altos de pobreza, tenemos ahí un reto enorme en términos de la violencia que pueden vivir los pequeños y las pequeñas; por tanto, debemos hacer que todo ese universo normativo con el que ya contamos se articule en acciones intersectoriales e interinstitucionales concretas para contar con datos fidedignos, sistemas de monitoreo y de información para saber cuáles son las realidades”.

Aun cuando se cuenta con información, falta generar la convergencia de distintos grupos y dependencias para encontrar soluciones bajo un enfoque de respeto a los derechos humanos, por ende en el mundo adulto deben priorizarse los principios generales relacionados con el interés superior de la niñez y brindar más financiamiento a las dependencias especializadas hacia este segmento, que es la tercera parte de la población total.

“Si no se invierte en la atención de niñas y niños no hay manera de solucionar las condiciones adversas o aquellas que vulneran sus derechos; en consecuencia, en este país se requiere hacer esa inversión”, advirtió la investigadora en antropología de la infancia y la adolescencia.

Efectos de la pandemia

Un problema que ha sido mucho más visible como consecuencia de la pandemia es la necesidad de atención en aspectos psicoemocionales, de acuerdo con lo presentado en distintos ejercicios de consulta.

Derivado del confinamiento, los menores tienen dificultades para relacionarse con otros pares, con sus amigos, amigas, les cuesta trabajo hablar, expresarse, mientras otros hablan de padecimientos de depresión, soledad, tristeza y abandono.

Por todo lo anterior “tenemos que generar espacios comunitarios, de intercambio, de diálogo, hace falta abrir las posibilidades para dialogar e intercambiar con ellas y ellos en las escuelas”.

La Consulta Infantil de 2021 arrojó que niñas y niños pidieron más respeto entre sus mismos compañeros y maestros, principalmente, “esto tiene que ver con la forma en la que los tratamos y eso implica que las y los adultos debemos ser mucho más sensibles al vincularnos con este importante sector de la población”, puntualizó la también docente en la Maestría en Psicología Social de Grupos e Instituciones de la sede Xochimilco de la Casa abierta al tiempo.

Ana María Lozada
Ana María Lozada
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